Santa Sofía no es sólo uno de los edificios más emblemáticos de Estambul, sino también, una de las joyas de la arquitectura mundial. Construida en el año 537, representa la obra culmen del arte bizantino. El edificio fue utilizado como basílica desde su construcción hasta la conquista de Constantinopla por parte del Imperio Otomano en 1453. A partir de ese momento, el sultán Mehmet II ordenó la conversión de Santa Sofía en mezquita, y de este modo, la antigua basílica, se convirtió en la primera mezquita imperial de Constantinopla. Ya en 1931, Mustafa Kemal Atatürk ordenó su restauración y la conversión del edificio en un museo en 1935.
El edificio de Santa Sofía (del griego Hagia Sophia, que significa sabiduría sagrada) tiene un gran valor histórico desde el punto de vista arquitectónico, pues fue el primer edificio de tan grandes dimensiones con base cuadrada que era cubierto por una cúpula central y dos semicúpulas. Además, representa el máximo esplendor arquitectónico del Imperio Bizantino.
El museo está abierto al público todos los días excepto los lunes.
Santa Sofía en 10 fotos