Estambul es definida en muchas ocasiones como una ciudad de contrastes. Se dice que, en muchas ocasiones, al pasar de una calle a otra, el panorama de la ciudad cambia por completo, dando la impresión de que nos encontramos en una ciudad totalmente distinta. En Estambul en ocasiones una calle separa lo humilde de los ostentoso, lo religioso de lo laico, lo tradicional de lo moderno.
La parte tradicional de Estambul, que se encuentra alrededor del barrio de Sultanahmet, es la más turística de la ciudad. Se trata de la parte antigua, la ciudad histórica, el lugar donde todavía se puede sentir el aroma del Imperio Otomano, donde los restos que todavía se conservan nos permiten imaginar el esplendor que la ciudad vivió durante siglos.
El turista que se encuentre en Sultanahmet podrá visitar las grandes mezquitas, los mercados callejeros, el Hipódromo, disfrutar de un té y una narguile en cafeterías tradicionales… En la parte antigua de la ciudad de Estambul parece como si el tiempo se hubiera detenido en algún momento del siglo XVI.
Además, es en esta zona donde la religión sigue siendo el elemento más importante de la vida de la gente. Sultanahmet nadie tiene que ver con la modernidad y el aire desenfadado de Beyoğlu. Son dos zonas distintas de la ciudad -modernidad y tradición- que confieren a Estambul ese imagen de ciudad de contrastes.