Aquellos que sean aficionados al fútbol sabrán que Turquía es famosa por tener a algunas de las aficiones más devotas y enforvorizadas y que se caracterizan por no dejar de animar a su equipo en ningún momento. Esto hace que cuando un equipo extranjero visita un estadio turco siempre se recurra a la denominación del “infierno turco” para definir el ambiente que se vive en los estadios del país.
Cualquiera puede ver un partido por televisión y darse cuenta de la enorme influencia que tiene la afición – que no deja de animar en ningún momento – durante el partido. Pero, una cosa es verlo por televisión y otra muy distinta es tener la oportunidad de disfrutar de esa atmósfera única viendo un partido en directo.
Galatasaray, Fenerbahçe y Beşiktaş son los tres equipos más importantes y laureados de la ciudad de Estambul, y también de toda Turquía. Cuando estos equipos se enfrentan entre ellos, la ciudad se paraliza y las calles de los barrios donde se encuentran los estadios se llenan de forofos vestidos con los colores de sus equipos y que no dejan de entonar cánticos de ánimo.
El estadio del Galatasaray es el nuevo y espectacular Türk Telekom Arena. Se encuentra en Seyrantepe y fue inaugurado en 2011, año en el que entró en el libro Guinness de los récords al registrarse durante un partido los decibelios que produjeron los cánticos de la afición como los más altos nunca registrados en un campo de fútbol.
El Şükrü Saracoğlu Stadyumu es el estadio del Fenerbahçe, que se encuentra situado en el barrio del mismo nombre, en la parte asiática de la ciudad. Fue remodelado por última vez en 2006, y en él se jugó la final de la Copa de la UEFA en 2009.
En el céntrico barrio de Beşiktaş, junto a Kabataş y a poca distancia de la plaza de Taksim, se encuentra el estadio del Beşiktaş, el conocido como BJK Inönü Stadyumu. Aunque hoy en día es el estadio del Beşiktaş, antiguamente también jugaban en él tanto el Galatasaray como el Fenerbahçe.
Si le gusta el fútbol y quiere vivir una experiencia única, no deje pasar la oportunidad de acudir a un partido de fútbol en Estambul y poder, de esta forma, vivir durante un par de horas una atmósfera sin igual.
