Constantino el Grande (272 – 337) fue un emperador romano que es recordado por haber legalizado la religión cristiana dentro del Imperio Romano, lo que favoreció la expansión del cristianismo. Es por ello que muchos historiadores lo definen como el primer emperador cristiano.
Además, Constantino el Grande también es conocido por refundar la ciudad de Bizancio, transformándola en Constantinopla y convirtiéndola en la capital del Imperio Romano. Las obras de remodelación de la ciudad de cara a convertirla en la capital del imperio duraron 6 años, comenzaron en el año 324 y terminaron en el año 330. A partir de ese momento, Constantinopla comenzó una transformación que la convertiría en la ciudad más importante del mundo durante la Edad Media. Posteriormente, Constantinopla sería también la capital del Imperio Romano de Oriente y del Imperio Otomano.
Aunque Constantino nunca declaró profesar ninguna religión, estando ya en su lecho de muerte, recibió el bautismo cristiano.
